miércoles, octubre 18, 2006

Permiso...¿me da permiso?

Sí, nuevamente los colectivos...pero esta vez se trata de estar arriba del susodicho vehículo urbano.
La zona de Villa del Parque, hora pico, colectivo medianamente lleno. Toda la gente parada, estacionada se podría decir, en la parte delantera del "cole"...tratamos de subir y evitar cualquier "touch and go" malintencionado. El chofer pide de buena forma (detalle a destacar en estos tiempos) -un paso para atrás por favor. Nada, silencio y nada. Todos miran el paisaje (casas, autos, casas, autos, edificios, más casas, más autos...).En un intento de demostrar su fe en el lenguaje como medio de comunicación, nuestro héroe al volante arriesga otra vez sin cambiar el tono amable de su pedido: - un paso para atrás por favor. Silencio en el colectivo, miradas hacia el techo, la calle, el reloj, la cola de una señorita...Le digo a Male, -dale, pedí permiso y avanza. También hay esperanza en mi actitud, ya que estoy tratando de enseñar a mi sobrina del corazón que sea respetuosa en el decir y en el hacer. La madre atrás, misma actitud. Nadie mira, todos siguen en la postura ya mencionada. A esta altura, debo confesarles que sospechaba haber subido a un colectivo semejante al tren del túnel de Sábato, pero no podía ser! Llegamos a mitad del vehículo y el sector estaba más vacío, la gente seguía congestionándose en la parte delantera...debo hacer un paréntesis para recordarles que las estadísticas de accidentes señalan que en un choque es precisamente el sector delantero izquierdo, chofer incluído, el más dañado y por consecuencia, los pasajeros de esa zona (especialmente los que van parados) los que corren el mayor riesgo de salir heridos y/o de morir. Solo comentario.
Ahora bien, llegamos cerca de la puerta de atrás, por la que reglamentariamente debemos bajar...
-me da permiso señora?
-no puedo correrme. Por fin una respuesta, incorrecta pero respuesta al fin! Digo incorrecta ya que la mujer en cuestión tenía un gran bolso tapando el paso y les aseguro que sí podía moverse.Fue cuando se escuchó:
-podés correrlo...- era la madre de Male, en tono fuerte y firme...y ahí el milagro!
De una manera inexplicable la gente se corrió y nos dio paso, la gente miró, la gente respondió más no sea:
No ves que no tengo lugar para correrme?
Sea como sea, pero la gente se manifestó como gente. La ausencia de humanidad estaba doliéndome casi hasta la asfixia...pero no...ahí estaban, no era el túnel ¡ era un colectivo de Buenos Aires!...uno de tantos.
Bajamos en la esquina de Lope de Vega y Baigorria y nos fuimos a tomar mates.
Un saludo especial al colectivero educado de la línea 47 además del link de los colectivos.Jiji, solo por poner uno. PD: (he recortado sucesos y comentarios detallados de esta anécdota para cuidar la identidad de algunos personajes). Hasta la próxima.

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lunes, octubre 09, 2006

¿Alguien conoce un gasista matriculado?



En estos tiempos de mitos urbanos creo que amerita la incorporación de uno más: "el gasista matriculado". Lo vemos por todos lados en carteles


"GASISTA MATRICULADO MATR: 3445666",
"GAS Y PLOMERÍA-GRADUADO DE MTG"
"GASIST-MATRIC. LLAME YA!",
lo vemos sí...pero cuando los necesitamos, dónde están? Son como esos héroes que llegan volando tarde a la caída de su amada desde el décimo piso de un edificio, plaff! El héroe llegó dos segundos después.
Gasistas por todos lados, pero en cuanto se rompe un caño o hay una pérdida de gas con ese olor concentrado y penetrante a cebolla en mal estado que se le agrega al acompañante del petróleo,inoloro e insípido (léase GAS) no aparecen, o cuando todo el edificio en el que vivimos se transforma en una bomba de tiempo gasífera, no están por ningún lado.
Será que es parte de esos mitos de "estoy no estoy", o de aquellos otros de carácter fantasmal , me dejo ver cuando quiero y cuando no quiero, no.
La otra opción es que tenga que ver con los costos de estos seres volátiles (esto último no porque sean alados, sino porque nos hacen "volar" por los buenos aires con los presupuestos que te detallan), de ahí que se haya deformado la versión original del mito y ahora se los suponga alados, como ángeles nocturnos de alto costo monetario: colocación de calefón y apertura de cuatro rejillas de ventilación, $400.
De todas maneras los seres humanos hemos vivido siglos sin gas, que más da unas semanas o mes y medio sin ese preciado material?
Pero el estoicismo dura poco ante las urgencias más elementales para la vida misma: quiero mates! y los quiero ahora! basta de estar tomando tereré! no es lo mismo!.
Y ahí estamos, esperando el turno del arreglo a cargo del gasista más humano y menos volátil que encontré...Será o no será? En está espera se aprende que "no solo de gas vive el hombre (ni la mujer, en mi caso)", sino de toda la solidaridad que estas carencias generan en la gente hermana y amiga. La vida es según cómo se la mire, ...un vaso medio lleno o medio vacío...en mi caso la solidaridad , la confianza y la espereranza lo llenan al tope!
Bueno, ya saben si ven un cartel "GASISTA MATRICULADO" pidan un presupuesto y un turno de antemano para un futuro posible y prendan una hornalla todos los 29 de febrero (será?). Les mando como link a METROGAS por cualquier consulta.

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miércoles, octubre 04, 2006

¿Cuál era la pregunta?

Estaba tan callado y quieto, sentado en el banco de la plaza que me senté al lado...como quien no quiere la cosa.
Me miró de reojo y no dijo nada, alimentaba a las palomas, las de la plaza ...sí esas.
Siguió mirando pero, sin decir más me acercó la mano en la que tenía maíz: alguien las tiene que alimentar - me dijo.
Acepté el puñadito de semillas que me daba y lo imité.
Tenía una bufanda gastada y deshilachada, uno de esos sacos de lana gruesos, y una de esas gorras que usan los abuelos que se están quedando sin pelo, pero no sin mañas. Empezó a contarme de una vez que habían venido unos chicos de una escuela a jugar y a ver como izaban la bandera en el mástil de la plaza. Yo lo escuchaba, porque esperaba que saliera el sol detrás de las nubes y no quería dejar ese lugarcito en el único banco sano que quedaba. Perder, no perdía nada, así que lo escuchaba.
Luego me dijo que esos chicos habían alimentado a las palomas como nosotros lo hacíamos en ese momento pero que ellos jugaban y se ponían maíz en la cabeza y las palomas se les paraban para comer y parecían amigables espantapájaros , porque se quedaban "quietecitos" -él usó esa palabra- con los brazos extendidos en una abrazo sin cerrar.
Luego me contó que los días que habían sido más tristes habían sido los días de los pañuelos y de las botas. Solo dijo eso y por las dudas no pregunté. Ahí quedó en silencio por un rato.
Luego me describió cómo había sido la plaza antes de las reformas actuales y cómo estaba llena de bancos que se llenaban por las tardecitas y que los abuelos y las abuelas llevaban a los nietos a jugar a los toboganes y a las hamacas. Que también había habido una calecita con caballos de madera pintados de blanco y azul, también había un cohete espacial con una gran sirena verde y dorada que lo seguía detrás.Había música todo el tiempo!-dijo.
Por un instante me miró por sobre los anteojos que tenían una de las patitas rotas y enganchadas con un alfiler...me sonrió.
-Pensé que eras mi nieta...perdón...¿cuál era la pregunta?
-Ya respondió ...gracias (abuelo mío, de todos, de nadie).
Sonreí, terminé de arrojar el maíz a las palomas y me fui. Qué hermosa tarde plena de sol, más allá de las nubes.

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