domingo, junio 13, 2010

Rufina, la joven que murió dos veces...

Hoy visité con una amiga, buena fotógrafa ella, el cementerio de la Recoleta en Buenos Aires. Uno de los más bellos lugares de arquitectura en la ciudad...descuidado y con intentos de reconstrucción, saqueado, maltratado. Pero aún así, guardián de secretos y de historias.

Una de ellas es la de la joven Rufina Cambaceres.


Para leer la historia completa

FUENTE



Corría el año 1902, el día 31 de mayo en que Rufina cumplía sus diecinueve años, y Luisa había dispuesto una importante celebración para terminar luego la noche en el Teatro Colón disfrutando de una función lírica. Tales eran los planes. Sin embargo, el destino movió los hilos en un sentido diferente. Según cuentan, ese día del cumpleaños diecinueve de Rufina, mientras ella se estaba acicalando para dirigirse al teatro, recibió de labios de su amiga íntima una revelación que desencadenaría los hechos subsiguientes. Esta le confesó un secreto que había mantenido bajo resguardo durante largo tiempo y sintió el momento de revelarlo. Era que el mismísimo novio de la niña mantenía relaciones con su bella madre, que eran amantes. El impacto que le produjo esta confidencia ocasionó a Rufina tal lacerante dolor, que su corazón literalmente se destrozó y le provocó la muerte en el acto. Ese fue el momento en que Luisa oyó el aullido pavoroso de la mucama que halló a Rufina, corrió a su recámara y la halló tendida en el suelo, inmóvil, muerta. Uno de los médicos presentes diagnosticó un síncope. Tres médicos certificaron que Rufina había muerto.
Hipólito Yrigoyen se cuidó de acompañar a Luisa e inhumar sus restos en la Recoleta[1] .
Un par de días más tarde, el cuidador de la bóveda de los Cambaceres debió comunicar a Luisa que descubrió abierto y con la tapa quebrada el féretro de Rufina. El cajón se había movido; y cuando lo abrieron, encontraron a la joven con el rostro y las manos arañados y amoratados.
Se cuenta que Rufina habría sido víctima de un ataque de catalepsia y despertó en la oscuridad del sepulcro para rendirse y volver a morir después de una desconsolada y estéril pelea.
Oficialmente se manifestó que se había tratado de un hurto, dado que la niña había sido enterrada con sus joyas más lucidas; no obstante, a Luisa le tocó vivir el resto de su vida remordida por el conocimiento y certidumbre de que su hija había padecido un ataque de
catalepsia por lo que fue sepultada viva.


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3 Comments:

Blogger Genín dice...

¡Que historia!
Eso reafirma mi deseo de que me incineren, siempre me ha aterrado la idea de ser enterrado vivo...
Besitos y salud

9:51 a.m.  
Blogger Jake dice...

obvio!!!
que me cremen!!
y mis cenizas al bosque patagónico!

8:53 p.m.  
Blogger Jake dice...

obvio!!!
que me cremen!!
y mis cenizas al bosque patagónico!

8:53 p.m.  

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